La ofrenda de Tino Rodríguez es imperecedera


Correcto en su andar transitó las sendas de su natal Venezuela superando todo tipo de limitaciones. Brilló por sí mismo y encontró en el sortilegio de la música el fundamento de su existir. 

Celestino Ramón Rodríguez querido y aplaudido como Tino Rodríguez oriundo de Puerto Cumarebo -“La Perla de Falcón”- llegó a tierras zulianas a los 22 años de edad.

Sagaz ejecutante del clarinete, guitarra, saxo y cuatro. Instrumentos que le acompañaron durante su camino de prolijo trovador. Bardo con innatas habilidades, especial sensibilidad para la composición y la creación de armoniosos arreglos musicales.




Cantó a las bellezas de Falcón y a otros rincones de la Patria. Hizo suyas las costumbres zulianas y supo expresar a plenitud el sentir de todos los marabinos. 

Versos y melodías de Rafael Rincón González, Luis Oquendo Delgado, Luis Guillermo Sánchez, Firmo Segundo Rincón, Marco Tulio Soto, Heriberto Molina, Herman Laguna, Mario Viloria, Jesús Reyes “Reyito”, Jose Barrios, José Chiquinquirá Rodríguez, Jesús Parra Bernal y Enrique Hidalgo le dieron a Tino el privilegio de enamorarse hasta las huesos del regionalismo que nos caracteriza.

De trato jovial, entusiasta, enérgico, amable y servicial. Gentil ser humano desprendido de lo material. Amoroso padre, esposo, compañero y amigo. Empedernido lector. Cristiano por convencimiento. Un hombre sociable que se hacia sentir muy cercano, campechano y extraordinariamente familiar. 



Su voz quedó registrada para el porvenir en una importante cantidad de boleros, aguinaldos, gaitas, merengues, danzas, valses, pasajes, contradanzas, rancheras y música tropical bailable.

Había nacido a la 1 de la tarde del 6 de abril del año 1931 y el 3 de abril del año 2010- sábado Santo- a las 8 de la mañana partió a los brazos de Dios dejando una prole de 17 hijos y más de 40 nietos.

Las composiciones, arreglos e interpretaciones de Tino Rodríguez son un reflejo de la venezolanidad pura, esa en la que siempre creyó, honró y defendió, sin distingo de raza, condición política, social ni económica. Matemáticamente y sentimentalmente ha quedado comprobado que su obra vencerá al tiempo y será imperecedera.



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